Muchos turistas suben al Sacre-Coeur a tirarse cuatro fotos, pagan 7 eurazos por un crepe y con eso tachan el barrio de Montmartre de su lista de cosas que ver en París. Es comprensible porque mucha gente viene con 3 días para ver todo París y, claro, no les da la vida.
Si ese es tu caso, te recomiendo esta otra entrada con lo imprescindible que ver en Montmartre. Otra opción aún más rápida es unirte a un free tour por el barrio de Montmartre y seguir al tío del paraguas.
Si tienes más tiempo, lo suyo es merodear de rincón en rincón por el barrio de Montmartre, intentando imaginar la que debió liarse allí en otro tiempo, concretamente a finales del s.XIX y comienzos del XX. Si sabes de lo que estoy hablando eres de los nuestros.
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Guía del Barrio de Montmartre | Índice
Es difícil imaginar que esa maraña de restaurantes, turistas y vendedores de recuerdos fue un día refugio de artistas de vanguardia. Difícil, pero no imposible, solo hay que intentar abstraerse.
Para conseguirlo tienes varias opciones:
- Contratar un tour guiado por el barrio de Montmartre, aunque resulta difícil abstraerse en un rebaño de 25 personas que siguen a una tía con un megáfono y un paraguas.
- Viajar en el tiempo a 1910 como el protagonista de Midnight in Paris.
- La opción que te proponemos nosotros: reconstruir la historia de Montmartre a través de los rincones que hoy se pueden visitar. Y llegar allí muy, muy temprano, cuando todavía no hay 4 turistas por metro cuadrado.
Para ponértelo aún más fácil, nos hemos currado este mapa del barrio de Montmartre en el que están señalados y explicados todos los lugares que menciono a continuación. Esto sí que es un free tour y no esos en los que te pasan la gorra.😊
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¿Qué significa Montmartre?
De origen romano, el montículo que hoy es el barrio de Montmartre se llamaba Monte de Marte. A partir de la Edad Media, el cristianismo comenzó a petarlo y se adaptó el nombre a Mons Martyrium por la historia que viene a continuación.
La obsesión de los franceses con cortar cabezas
En la plaza de Suzanne Buisson verás la estatua de un señor con su cabeza en la mano que no da muy buen rollo. Es la estatua de Saint-Denís, San Dionisio en español, primer obispo de París que fue martirizado cuando los romanos no querían ni oír hablar de los cristianos.
Se dice que al obispo lo decapitaron y que después no se le ocurrió otra cosa que atravesar el barrio de Montmartre con la cabeza en la mano por la que hoy es la calle de los Mártires. Se desplomó 6 kilómetros fuera de París y allí se levantó la Basílica de San Denís.
Según la tradición cristiana, San Dionisio fundó la Iglesia de Saint-Pierre antes de que se lo cargasen. Curiosamente, esta iglesia fue el único edificio religioso que sobrevivió a la Revolución Francesa, cuando los revolucionarios decidieron destruir la abadía que se encontraba adjunta y guillotinar a todo el mundo.
Hay que ver la fijación que tiene esta gente con cortar cabezas. Si a ti también te resulta atractivo el rollo de la guillotina, no te pierdas la Concicergerie y los últimos días de María Antonieta.
La iglesia de Saint-Pierre ha visto pasar guerras, invasiones y revoluciones. Sin embargo, hoy el Sacre-Coeur es el icono indiscutible del barrio de Montmartre, a pesar de que no fue terminada hasta 1914. Y como icono que es, suele estar llena, tanto la basílica como las escaleras que suben por el butte de Montmartre, donde se sienta la gente a admirar las vistas de París.
No quiero ser aguafiestas, pero desde ahí no se ve la Torre Eiffel.
Montmartre, cuna del impresionismo
En aquella época, el butte de Montmartre (que significa montículo) no era París, sino un pueblo a las afueras que tenía huertas, pastos para ovejas y viñedos, de los que aún se conservan algunos como la Viña du Clos Montmartre.
El barrio de Montmartre también era famoso en París por sus más de 30 molinos, de los que hoy sólo se conserva el Moulin Blute-fin, más conocido como Moulin de la Galette, que puede observarse desde la famosa calle Lepic.
A finales del s.XIX este molino fue transformado en café y era el sitio de moda para venir de juerga.
Algunos asiduos fueron Toulouse-Lautrec y Renoir, quien de hecho pintó a sus amigos dándolo todo en su obra Baile en el Molino de la Gallete porque en aquella época no había selfies. Este famosísimo cuadro está expuesto en el Museo d’Orsay:
Otro parroquiano del baile del Moulin de la Galette era Vincent Van Gogh. No me extraña porque vivía en casa de su hermano Théo a sólo unos pasos del meollito, en el número 54 de la calle Lepic. El lugar está marcado con una placa.
Poco a poco, el barrio de Montmartre pasó de ser una zona chunga y despreciada por los parisinos de bien a un lugar de referencia para artistas e intelectuales y en cuna de las vanguardias. Atraído por lo que allí se estaba cociendo, en 1904 llegó a Montmartre un nuevo fichaje galáctico: el señor Pablo Picasso.
El barrio de Montmartre cuando Picasso apareció por allí
Cuando Pablo Picasso llegó al barrio de Montmartre con 18 añitos y un agujero en el bolsillo, aquello era un barrio marginal sin urbanizar donde vivían los emigrantes, los pobres y los más piezas de París. Nuestro Picasso era las tres cosas. Lo que llamaríamos hoy una joyita.
Picasso se instaló en el Bateau-Lavoir, una comuna situada en la actual plaza de Émile-Goudeau. En este inmueble cutre vivían apiñados y tenían su taller artistas como Modigliani, Juan Gris y el mismo Picasso. Por cierto, fue aquí donde pintó las señoritas de Aviñón y donde nació el cubismo.
Hoy está completamente reformado y es el taller (que no residencia) de nuevos artistas. Puede visitarse pero es necesario reservar.
Aunque tendemos a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, en realidad algunas de estas cosas siguen ocurriendo actualmente. En pleno centro de París se puede visitar gratuitamente 59 Rivoli, una comuna de artistas actuales convertida en galería de arte.
El Montmartre de la bohemia
Además de viñedos, otra cosa que abundaba Montmartre en aquella época eran los cabarets. Cuando no estaban iniciando algún estilo vanguardista, los bohemios echaban el rato alternando con prostitutas y poniéndose ciegos a absenta.
Poco queda ya de aquellas noches de desenfreno, a excepción del Au Lapin Agile, el cabaret más antiguo de París.
Se dice que el dueño de este cabaret aceptaba como pago cuadros y escritos porque los artistas que lo frecuentaban no tenían dónde caerse muertos. Pues bien, el buen señor vendió por lo que serían hoy unos 15 euros la obra Au lapin Agile, un auto retrato de Picasso vestido de arlequín.
Picasso, que en aquel entonces era un don nadie pero ya tenía el ego más grande que la Torre Eiffel, le dijo: «lo has vendido demasido rápido». En 1989 el cuadro fue subastado por 41 millones de dólares.
Con semejante ambientazo no es de extrañar que por el barrio de Montmartre pasara todo aquel que quería ser alguien en la vida. Además de los ya mencionados, se pasearon por aquí Matisse, Utrillo, André Derain, Émile Bernard, Gauguin y Salvador Dalí, por nombrar algunos. Habría dado mi reino por hacer un botellón con esta gente en aquel entonces.
Las obras de algunos de estos artistas pueden verse en el Museo de Montmartre, que además es el edificio más antiguo del barrio. El Museo de Dalí es una colección privada con más de 300 obras y está al lado de la plaza de Tertre.
Montmartre de cine y can can
Pero no solo de pintores ha vivido el barrio de Montmartre.
En los años 30 se estrenaron en el célebre Studio 28, Un perro andaluz y La Edad de Oro de Luis Buñuel. Esta última, en la que también colaboraba Salvador Dalí, duró sólo 6 días.
Las ideas rompedoras de Luis Buñuel no fueron del agrado de un grupo de ultraconservadores, que se presentaron allí y la liaron parda. Tras los disturbios, la película estuvo prohibida en Francia durante 50 años. Se les fue un poco de las manos.
Studio 28 sigue funcionando a pleno rendimiento y además conserva intacta su decoración original, que es maravillosa. Si no te apetece ir al cine, puedes visitar el café que tiene un patio encantador y unos precios sorprendentemente razonables para un lugar con tanta solera en Paris.
El Moulin Rouge y Edith Piaf
Muy cerquita de Studio 28 se encuentran el Hotel de Clermont, donde vivió un tiempo Edith Piaf.
A lo mejor no te suena el nombre de esta cantante francesa pero seguro que caes si te menciono la canción La vie en rose y el cabaret Moulin Rouge, en el que actuó durante los años 40.
Este mítico cabaret del Boulevard de Clichy reunía a lo más granado de París en aquella época y hoy sigue abierto. Las entradas son caritas, así que nosotros nos conformamos con verlo por fuera.
Si quieres tirar la casa por la ventana y pasar un buen rato, hay entradas al espectáculo de Moulin Rouge con champán, transporte y crucero por el río Sena. A la mierda, sólo se vive una vez.
Y hablando de cantantes, el busto de Dalida es una escultura que rinde homaje a otra ilustre habitante del barrio de Montmartre. Dalida fue una artista muy querida en Francia y en Montmartre, conocida mundialmente por su canción parole, parole, parole.
La pobre mujer se dejó llevar demasiado por los excesos de la vida bohemia y murió de sobredosis en los años ochenta. Si te fijas en el busto de bronce verás que los pechos están especialmente desgastados. Hay gente muy enferma.
Dalida está enterrada en el famoso Cementerio de Montmartre junto a otras celebridades.
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El boom turístico del barrio de Montmartre
Y cuando ya se pensaba que Montmartre no podía ser más famoso, apareció ella:
El estreno de la película Amelie tuvo tal éxito que hoy muchísima gente llega al barrio de Montmartre en busca de localizaciones de la pelicula.
Las más fáciles de ver son el Café de los dos molinos, donde trabajaba la protagonista, o la tienda del señor Collignon, que se llama en realidad Au Marché Montmartre.
Por cierto, el ya mencionado Studio 28 es también el cine al que va Amelie Poulain para girarse y ver la cara de los espectadores.
Por todo esto que te acabo de contar y mucho más que no puedo abarcar en una sola entrada, el barrio de Montmartre es uno de los lugares más famosos de París.
La plaza de Tertre, o plaza de los pintores, es probablemente el epicentro. Aquí se colocan los artistas que se dedican a hacer retratos a los turistas. De bohemia esto no tiene nada, pero no por ello les quito mérito: la mayoría hacen unos retratos impecables.
La última incorporación a la larga lista de atracciones turísticas del barrio de Montmartre es el Muro de Je t’aime, que se aleja del enfoque histórico de esta entrada, pero que sí he incluído en este itinerario con los imprescindibles que ver en Montmartre.
4 comentarios en “El barrio de Montmartre, viaje a través de su historia”
Me viene genial la entrada y el mapa gracias
Yo a veces soy de esas que van a tirarse cuatro fotos y no se ni lo que estoy viendo XD
Gracias por leernos! La verdad es que a nosotros nos habría venido genial antes de ir al barrio de Montmartre, porque lo que hicimos fue dar 200 vueltas hasta verlo todo 🙂 Ya nos contarás qué tal!
Qué fantástica explicación sobre el barrio de Montmartre, no falta detalle¡¡¡
Gracias! A pesar de ser muy turístico Montmartre sigue siendo uno de nuestros barrio favoritos de París